Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
I Corintios 1:18

Monte Calvario

Campamento Bautista
Usanos-Guadalajara, España

www.mccbautista.com





En el principio


Para volver al principio de MCCB, tenemos que volver al año 1978. Nuestra familia llevaba varios años viviendo en España. Sentíamos profundamente la necesidad de tener un lugar apartado donde llevar los niños, jóvenes y familias durante el verano. Vimos que casi todo el mundo vivía en un piso sin mucho lugar para correr ni disfrutar el aire limpio y espacio libre. Así que nos propusimos buscar un terreno para fundar un campamento.

Un día vimos un anuncio en un periódico de una inmobiliaria que se llamaba Iber Fincas que se dedicaba a vender parcelas grandes. Llamamos y quedamos con uno de los vendedores para ver varios terrenos. El primero que vimos tenía 73,000 metros y estaba en un lugar muy aislado cerca de pueblos y urbanizaciones. Los otros dos eran mucho más pequeños, muy encerrados y cerca de otras casas etc. El Hermano Mario decidió enseguida que el primero que vimos era lo que Dios quería para nosotros. Su precio era increíblemente bajo - 20 pesetas el metro cuadrado.

Con el Consejo de la Iglesia Bautista Calvario de Madrid, decidimos comprarlo e ir pagando de a poco. Yo tenía muchas dudas ya que no había luz ni agua ni árboles ni caminos; solamente muchas piedras y una cuesta tremenda. Pero hno. Mario tuvo la visión de un campamento con sus cabañas y árboles y edificios, y muchos niños y jóvenes corriendo y disfrutando.

Nuestra primera compra fue una caseta metálica galvanizada (sigue en el campamento). Esta caseta se convirtió en la cocina, el comedor, el lugar de cultos, el aula de enseñanza y muchas otras cosas. Tenía una puerta y una ventana. Dentro hacía un calor tremendo, pero por el momento tenía que servir. Para los servicios, levantamos cuatro chapas de uralita y el techo y colgamos una cortina para que sirva como puerta. El inodoro era un bidón vacío de pintura con un asiento plástico encima y medio lleno de agua. Claro que había que vaciarlo a menudo y bastante lejos de donde estábamos - un trabajo un “poco” pesado.

No había agua, pero al otro lado del camino de tierra, al final de una cuesta muy alta, había un pozo de agua donde daban de beber a las ovejas que pasaban por allí. Compramos una pequeña bomba y muchos metros de tubo plástico y pensábamos llenar unos bidones con agua para poder asearnos un poco. El agua de beber la traíamos en unos bidones plásticos de 20 litros, del pueblo más cercano (Usanos). El problema fue que la bomba no tenía suficiente fuerza para subir el agua por la cuesta. Así que tuvimos que poner unos bidones a mitad de la cuesta, bombear hasta allí y luego bombear el mismo agua el resto del camino hasta la caseta metálica. Era un trabajo de varias horas.

Para dormir, teníamos unas tiendas de campaña donde cabían 4 a 5 personas. Los que podían, traían una colchoneta para echar el saco de dormir encima. El problema más difícil fueron las piedras, porque una vez colocada la tienda, no se podía mover y si tenías una piedra debajo de la espalda o la cabeza, pues había que aguantar.

Decidimos que este primer año no íbamos a invitar a nadie más que los jóvenes de nuestra propia iglesia en Madrid. Así que nos lanzamos a tener el primer campamento. Eramos quince personas en total - 4 mayores y 11 jóvenes y un perro Pastor Alemán (nuestro). Fue una experiencia única, pero aprendimos muchas cosas que nos han servido hasta hoy. Una de ellas era que la palabra de Dios enseñada y predicada tenía que ser el enfoque principal en cada campamento. Seguimos con esta meta. Hay deportes sí, y juegos y mucha comida buena, pero lo principal es la enseñanza de la Biblia.

La caseta metálica ahora nos sirve para guardar cosas y las tiendas ya han pasado a la historia. Antes de tener las cabañas, llegamos a montar más de 20 tiendas para poder acomodar a la gente. Después de una tormenta de viento que destruyó más que la mitad de las tiendas, decidimos que rápidamente habría que hacer cabañas de bloques de cemento para poder realizar los campamentos.

Gracias a Dios, hoy en día, MCCB ha progresado mucho desde aquel primer intento. En los 37 años que estamos cumpliendo este año (2014), han pasado por el campamento más de 12,000 personas. Muchas de ellas han conocido a Cristo allí y muchas otras han entregado sus vidas para servir al Señor. ¡Gracias Dios, por todo lo que has hecho en MCCB!

- hna. Carolina Waters